sábado, 23 de junio de 2012

Un par de segundos con mucho astío


Me desespera no saber que hacer en esos momentos “libres” de mi vida. ¿Dormir?. ¿Comer?.¿Hacer el amor?. No lo sé. Mi mente me dice: “eso es porque aún no has hallado el sentido de tú vida. No tienes hijos. Tienes 36 años. Eres hombre, pero vives en una sociedad homofóbica.

Sufrimiento. Pesar. Esos son los sentimientos que luego aparecen en tù ser. No es como cuando haces un plan estratègico en el trabajo. Sabes que tienes una misión organizacional, unos objetivos, unas metas, unas acciones…¿Y tù vida què?. La puedo planificar igual. Con una misiòn de vida, unos objetivos para alcanzarla, unas metas, unas acciones y vuala…ya tienes el ¿sentido de tù vida?. ¿Así de fàcil?.

Mañana, sí, mañana, comienzo..no la dieta no....lo que siempre quise ser y hacer en la vida...el valor de cambiar. El valor para dejar la comodidad de mi vida actual por una en la que no tenga más "frustaciones".



Conseguí este video, puede que resulte apropiado.

martes, 12 de octubre de 2010

Un domingo lluvioso caraqueño

Martes 12 de octubre, diez y media de la noche. Hace calor en Caracas, aunque el domingo pasado cayó lo que se llama un diluvio. Ese día llovió toda la tarde, me tocó visitar a un amigo en el hospital. Su nombre no es importante pero lo que ví si lo es.

Está muy delgado. Tiene un mes hospitalizado por problemas en los pulmones. Meses atrás me lo conseguí en un centro comercial de la ciudad. Estaba delgado pero no tanto como cuando lo visite en el hospital. Me había comentado que estaba en tratamiento por tuberculosis.

Cuando llegué al pabellón donde se encuentra, me sorprendió verlo en el estado en el cual está. El adelgazó mucho, lo primero que me llamo la atención fué verlo con el respirador. Trate de tomar con calma la situación tratando de ser lo más cordial. Me sorprendió su jocosidad, hablaba como si no estuviera pasando nada especial. Estuve como tres horas de visita.

Al salir del hospital camine por el campus universitario. Un domingo a las seis y media de la tarde es muy factible encontrar gays deambulando con un objetivo claro, un rato de sexo express. Efectivamente me topé con uno, solo lo masturbe. Me fastidié al rato. Fuí hasta las barras de ejercicio. Allí ví al gran adonis. Bello, alto y con unos inmensos pectorales. Me senté a admirarlo. Cuando terminó de hacer ejercicio lo seguí. Me fuí detrás suyo. No paso nada. El se fué por un lado y yo por el otro.

Cuento esto porque creo que a veces es tan normal conocer amigos con VIH y otros que quizás esten en una etapa avanzada como el amigo que visite en el hospital y a su vez vivir la vida happy, es decir con un poco de sexo y más sexo. Esto, creánme lo digo con toda pero toda la ironía del mundo. Suena contradictorio pero después de casi treinta años con el VIH por el mundo, parece normal no solo leer o ver noticias sobre el famoso virus, sino además conocer casos cercanos, sobre todo cuando se trata de la comunidad gay, y encontrar a hombres o encontrarse uno mismo "en una eterna búsqueda" de compañía sexual en saunas, baños públicos, parques, cines, hoteles, y pare de contar.

No sé como sería en los ochenta, cuando se inició el alarmante e indetenible avance del virus en el planeta. Me imagino que existía un temor generalizado. Recuerdo algunas revistas de la epóca que hablaban del cáncer gay, como se le llamaba porque se creía que solo afectaba a los hombres homosexuales. Hoy en día aunque hay muchas noticias e información al respecto, seguimos buscando sexo, claro con condón por delante y por detrás, según sea el caso.

Uno de las personas que más quiero es un chico de 28 años. Es cero positivo. Es como un hermano para mí. Lo conozco, según él recuerda, desde hace tres años. Toma antiretrovirales. Tiene a su madre pero realmente es como si no lo tuviera. Descubrió este año que tiene una hermana y un hermano por parte de padre, fue gracias al facebook.

En cuanto al hombre sin nombre, no lo busqué al día siguiente de la narración que hice en el post anterior. Lo busqué más tarde y efectivamente lo encontré en el mismo sitio. Sexo rápido. Nada que involucrará penetración. Sencillo y rápido.

Lo malo es que es lindo, maduro pero lindo, pero nada de aquello, es decir, ninguna remota posibilidad de afecto, ni un beso, ni un noviazgo, nada que se le parezca, solo eso, sexo instántaneo cual polvo de envase de avena para preparar.


martes, 21 de septiembre de 2010

Amantes Express

Gay, esa es la palabra. Tres letras en inglés. Los defensores a ultranza del español solo dirían: homosexual. Sin embrago, para muchos en la sociedad tiene la misma connotación: marica o maricón. Entiéndase para algunos una verdadera aberración social en el mundo. Con honestidad no significa nada, por ahora, para mí "esa desviada percepción que tienen de nosotros". Me preocupa más la experiencia del día de hoy. No es muy agradable conocer a un hermoso chico joven de piel blanca y ojos de avellana justo en el mismo lugar donde uno de tús amantes se encuentra, y por si fuera poco, que ambos comienzan a firtear entre ellos dos.

El cuento parece largo, pero todo ocurrió en fracción de minutos. Los dos se acariciaban. El que fué o es, aún no sé como señalarlo, mi amante acariciaba freneticamente al chicuelo, mientras yo solo quería plantarle "el beso" al jóven gay. Sin embargo, el frenesí de ambos pronto culmino. Aproveche para seducir al joven, como podía le escribía en mi celular mensajes de texto, lo instaba a permitirme tocarlo. ¡Mala noche!. Por más que colocaba la piel de mis manos sobre la piel de sus piernas, parecía estar frente a un confuso monolito de granito. Luego observé en las rendijas de la puerta varias manos, el chico y otros chicos acariciándose, eso no me importo mucho, pero pronto en la rendija, vi para sorpresa mía, otro rostro conocido y por mucho tiempo deseado, un hombre sin nombre, pues aunque hemos compartido en tres oportunidades intimidad, nunca he sabido su nombre.

Todos, incluidos el chico que me gustaba, estaban embelasados con él. Yo lo que sentía era una sensación de impotencia, mi mente dejó de centrarse en el chico para fijarse en ese ser masculino añorado, y solo encontrado en ocaciones esporádicas. Me salí del sitio donde estaban y me fuí lejos. No sin antes mirar el espejo. El espejo. El reflejo de la realidad. La realidad que llevó años tapando con horas excesivas de trabajo, con proactividad en demasia, por no decir con cierto toque de demencia.

Es duro darse cuenta, dejar que el conciente trabaje y acorralé al subconciente, dejando a la luz el sencillo problema de esta corta narración. El problema fue que en un principio lo que yo anhelaba y no me permití fué besar al chico, experimentar lo que pocas veces he hecho y me han hecho: besar. Esos labios no los pude tocar porque me centre más en el gran pene blanco, y no en el acto afectivo. Y con aquel hombre sin nombre, lo que quería y he querido es que fuese mío, solo mío, porque aunque físicamente está muy bueno (eso trae algunos problemas), lo que instintivamente busco es a un compañero afectivo. Es decir novio. Es decir esposo. Es decir pareja.

Tengo 34 años. No soy nuevo en el mundo gay. Comencé mi travesía probablemente a los 19 (ojo no me refiero ni remotamente al sexo, me refiero a asumirme concientemente como homosexual). A estar conciente de que me puedo enamorar o amar a un hombre. Sentimiento que he experimentado en muchas ocasiones, de hecho cuando decidí asumirme (¡oh que profunda expresión!) lo hice por él, por Alexis Daniel HH, quizás el primer hombre "real" del que me sentí enamorado, tan real que nunca me atreví a decirsélo, alguien diría: un pedazo de amor platónico.




















Ese amor platónico me impulso a los 19 años a buscar mi identidad en un grupo activista pro gay. Alexis Daniel HH es gay, eso fué lo que hizo que buscasé adentrarme a mi propia orientación sexual. Me gustaba. Sin embargo, desde donde lo observaba, me percataba que sencillamente era tan gay como yo. Solo que yo hasta esa edad no lo asumía. Lo tenía como un pensamiento etereo, nada que me perturbase demasiado, hasta conocerlo a él. ¿Qué que tiene que ver el relato descrito al principio?.

Mucho, porque desde ese lejano instante, solo me he dado a la tarea de no involucrarme afectivamente, de autosabotearme, de no permitir el acceso a otro hombre a mi propia intimidad como ser humano. Solo ha conectarme sexualmente. Está noche luego de la experiencia con el joven chico, con mi amante que ya no es tan amante y con el hombre sin nombre que algunas noches añoro, decidí comenzar a relatar en este blog, lo que el espejo realmente refleja, es decir, dejar publicamente por escrito las caídas y subidas, lo que con el desarrollo de mi identidad afectiva he descubierto sobre mí. Saben hace meses atrás el problema era que no tenía fortuna afectiva, de un tiempo para acá, se que si la he tenido y solo la había bloqueado mentalmente porque realmente YO no he permitido afectos, solo amputaciones constantes, nocivas y alevosas contra mi mismo.

Mañana quisiera ir a esperarlo, al hombre sin nombre, para por lo menos por medio del sexo llenar lo que no se llena, el afecto. He allí lo que en las próximas entradas he de narrar si lo he de buscar o por fin concentro mi tiempo y mis energías a cultivar esa afectividad casí inerte. Ojala solo fuese el hombre sin nombre, pero es que hay tantos como yo que con el sexo creen satisfacer al corazón. Digo esto porque cada día encuentro a muchos o los busco donde yo sé encontrarlos para por unos instantes sentir algo de vida. ¿Que tonto no?. Mi segunda psicológa me dijo algo así como que busco por medio del sexo el afecto. Y ojala fuese sexo en todo el sentido de la palabra pero es que a veces es sencillamente una mutua masturbación...y ya. Tan efímero como la misma relación: express y sin compromiso alguno.